A diferencia de los servicios y de los bienes no transables, en la producción de bienes transables (aquellos que se pueden comercializar con otros países, o sea, exportables e importables), se deben considerar los costos de los servicios locales a los efectos de poder determinar la posibilidad de ser o no competitivo a nivel global.
En la actualidad en la Argentina, y por algún tiempo más (pero no para siempre), algunos servicios son realmente baratos medidos en dólares, tales como los servicios públicos, fletes y algunos honorarios profesionales. Claro que no es así en el caso de la mano de obra y no porque los empleados/ obreros estén “levantándola con pala”.
Más allá que los aumentos de salarios se determinan como consecuencia del horrible manejo monetario que desde un banco central sin un atisbo de autonomía se realiza y no en base a la productividad, y con un secretario de comercio interior que no sólo no entiende la economía sino que tampoco ha leído la constitución, este es apenas uno de los ingredientes de la falta de oportunidad de ser competitivos.
Hoy las empresas siguen pagando el impuesto a las ganancias con balances expresados en moneda del 2000, habiéndose ajustado el índice de precios minoristas casi por tres. Jorge Oviedo, en La Nación, habla de una tasa real del 45%. A mi entender es aun mayor, pero ese 45% es ya confiscatorio. Sumemos a eso, débitos bancarios, IVA, Ingresos brutos, tasas e impuestos provinciales y municipales, etc. Luego pensemos que aunque nos moleste, la mayoría de la industria debe aprovisionarse de maquinaria importada al tipo de cambio actual. Incluso en algunos casos (y no son pocos), se deben importar insumos al mismo tipo de cambio.
Claro que todo esto es para poder generar producción local y la contrapartida inmediata es la creación de fuentes de trabajo. Y en este punto, el sindicalismo, que debería tener como único objetivo la defensa de la clase trabajadora (seguimos hablando de clases, como si los empresarios no fueran trabajadores), han logrado una serie de beneficios que hace cada vez mas irrecuperable cualquier proyecto de inversión y por ende, atenta contra los supuestamente defendidos.
Recordemos la doble indemnización que directamente logra, que quien no tenga trabajo formalmente registrado vea seriamente limitadas sus posibilidades de conseguirlo. Pensemos en los aumentos fuera del marco de la productividad sin oportunidad de pasar a precios esos mayores costos. Pensemos en la imposibilidad de tercerizar actividades que por no ser parte de la principal de la compañía no sólo no se es eficiente en su realización, sino que muchas veces se debe adquirir equipamiento y know-how extraño. Claro que la tercerización no está prohibida, pero las contingencias (pasivos futuros de valor incierto) que pueden ocurrir por el solo hecho poder terminar siendo el blanco de las demandas en sede judicial realizadas por el personal de la tecerizadora, la vuelven algo más que riesgosa.
Agravado todo esto por la posibilidad de acceder por parte del personal a la doble demanda en caso de accidentes de trabajo. En sede administrativa a la ART y en sede judicial a la propia empresa en caso que el damnificado considere que el resarcimiento obtenido en aquella, no es suficiente.
La semana pasada, el sindicalista con mayor llegada a la Casa Rosada, comenzó a socavar el sistema de jubilaciones privadas. Hay que entender que esto es funcional al propio gobierno. Si se volviera al sistema de reparto, el gobierno no sólo se quedaría con la recaudación mensual en concepto de retenciones previsionales sino que podría dar el manotazo a los fondos que hoy administran las AFJP, con los que seguirían comprando, perdón, cooptando dirigentes en cada provincia y ciudad del país. Y con esa masa de dinero podrían dar más créditos subsidiados a los amigos. Y esto sin mencionar que se trataría de otro gran robo a los futuros jubilados. Por ahora quedó en el freezer del Dr. Tomada.
Competitividad
Con todo esto, los menores costos (transitorios) de los servicios públicos se ven más que compensados con los costos que debe afrontar quien de manera insana, decide arriesgar su capital para producir en este loco país.
Pero tal como decíamos al inicio, si además usted quiere producir bienes transables, The Economist, una de las publicaciones mas serias del mundo, acaba de publicar un ranking de salarios, en la que con un jornal horario de USD 2, coloca a la Argentina en el lugar 62. Aquí, la dirigencia política local, dirá: “Con esos valores, si que somos competitivos”. Pues no.
China, donde se trabaja 12 horas por día, seis días a la semana y sin ninguno de los beneficios que tenemos aquí, paga por cada hora trabajada sólo USD 0,92 e Indonesia USD 0,47. Y China revaluó su moneda en el último año.
Para evitar la “competencia desleal”, el gobierno debió aumentar la protección de las motocicletas chinas, ya que los productores locales no podían competir. Este no será el último caso.
La “Caja”
O sea, para que el estado no deba resignar recaudación a través de una política fiscal distorsiva y confiscatoria y que los productores no deban elegir mejor donde competir con riesgo y sigan en mercados cautivos donde el uso de mano de obra es intensiva y con grandes diferencias en términos de costos y por lo tanto son ineficientes, los usuarios deben subsidiar a ambos, a través de mayores precios e impuestos.
Si queremos competir con países con salarios promedio menores a la mitad del local y con costos laborales casi inexistentes, deberemos tender a acercarnos a ellos manteniendo los salarios a niveles asiáticos o bien a gastar el superávit generado por una carga impositiva confiscatoria y el atraso de jubilaciones y pensiones, en compensar las diferencias de precios.
O sea, les sacaremos a todos, para darles a los empresarios que el poder de turno defina como necesitados de subsidios.
Este modelo, demuestra que no sólo los políticos serán cooptados, sino también el sector empresario. Y los asalariados seguirán siendo adormecidos con anuncios hipotecarios rimbombantes, mientras cobran sueldos en dólares de miseria. Total, no pasan por un free shop. Me pregunto: El progresismo ¿Era esto?
Septiembre 01, 2006.-
En la actualidad en la Argentina, y por algún tiempo más (pero no para siempre), algunos servicios son realmente baratos medidos en dólares, tales como los servicios públicos, fletes y algunos honorarios profesionales. Claro que no es así en el caso de la mano de obra y no porque los empleados/ obreros estén “levantándola con pala”.
Más allá que los aumentos de salarios se determinan como consecuencia del horrible manejo monetario que desde un banco central sin un atisbo de autonomía se realiza y no en base a la productividad, y con un secretario de comercio interior que no sólo no entiende la economía sino que tampoco ha leído la constitución, este es apenas uno de los ingredientes de la falta de oportunidad de ser competitivos.
Hoy las empresas siguen pagando el impuesto a las ganancias con balances expresados en moneda del 2000, habiéndose ajustado el índice de precios minoristas casi por tres. Jorge Oviedo, en La Nación, habla de una tasa real del 45%. A mi entender es aun mayor, pero ese 45% es ya confiscatorio. Sumemos a eso, débitos bancarios, IVA, Ingresos brutos, tasas e impuestos provinciales y municipales, etc. Luego pensemos que aunque nos moleste, la mayoría de la industria debe aprovisionarse de maquinaria importada al tipo de cambio actual. Incluso en algunos casos (y no son pocos), se deben importar insumos al mismo tipo de cambio.
Claro que todo esto es para poder generar producción local y la contrapartida inmediata es la creación de fuentes de trabajo. Y en este punto, el sindicalismo, que debería tener como único objetivo la defensa de la clase trabajadora (seguimos hablando de clases, como si los empresarios no fueran trabajadores), han logrado una serie de beneficios que hace cada vez mas irrecuperable cualquier proyecto de inversión y por ende, atenta contra los supuestamente defendidos.
Recordemos la doble indemnización que directamente logra, que quien no tenga trabajo formalmente registrado vea seriamente limitadas sus posibilidades de conseguirlo. Pensemos en los aumentos fuera del marco de la productividad sin oportunidad de pasar a precios esos mayores costos. Pensemos en la imposibilidad de tercerizar actividades que por no ser parte de la principal de la compañía no sólo no se es eficiente en su realización, sino que muchas veces se debe adquirir equipamiento y know-how extraño. Claro que la tercerización no está prohibida, pero las contingencias (pasivos futuros de valor incierto) que pueden ocurrir por el solo hecho poder terminar siendo el blanco de las demandas en sede judicial realizadas por el personal de la tecerizadora, la vuelven algo más que riesgosa.
Agravado todo esto por la posibilidad de acceder por parte del personal a la doble demanda en caso de accidentes de trabajo. En sede administrativa a la ART y en sede judicial a la propia empresa en caso que el damnificado considere que el resarcimiento obtenido en aquella, no es suficiente.
La semana pasada, el sindicalista con mayor llegada a la Casa Rosada, comenzó a socavar el sistema de jubilaciones privadas. Hay que entender que esto es funcional al propio gobierno. Si se volviera al sistema de reparto, el gobierno no sólo se quedaría con la recaudación mensual en concepto de retenciones previsionales sino que podría dar el manotazo a los fondos que hoy administran las AFJP, con los que seguirían comprando, perdón, cooptando dirigentes en cada provincia y ciudad del país. Y con esa masa de dinero podrían dar más créditos subsidiados a los amigos. Y esto sin mencionar que se trataría de otro gran robo a los futuros jubilados. Por ahora quedó en el freezer del Dr. Tomada.
Competitividad
Con todo esto, los menores costos (transitorios) de los servicios públicos se ven más que compensados con los costos que debe afrontar quien de manera insana, decide arriesgar su capital para producir en este loco país.
Pero tal como decíamos al inicio, si además usted quiere producir bienes transables, The Economist, una de las publicaciones mas serias del mundo, acaba de publicar un ranking de salarios, en la que con un jornal horario de USD 2, coloca a la Argentina en el lugar 62. Aquí, la dirigencia política local, dirá: “Con esos valores, si que somos competitivos”. Pues no.
China, donde se trabaja 12 horas por día, seis días a la semana y sin ninguno de los beneficios que tenemos aquí, paga por cada hora trabajada sólo USD 0,92 e Indonesia USD 0,47. Y China revaluó su moneda en el último año.
Para evitar la “competencia desleal”, el gobierno debió aumentar la protección de las motocicletas chinas, ya que los productores locales no podían competir. Este no será el último caso.
La “Caja”
O sea, para que el estado no deba resignar recaudación a través de una política fiscal distorsiva y confiscatoria y que los productores no deban elegir mejor donde competir con riesgo y sigan en mercados cautivos donde el uso de mano de obra es intensiva y con grandes diferencias en términos de costos y por lo tanto son ineficientes, los usuarios deben subsidiar a ambos, a través de mayores precios e impuestos.
Si queremos competir con países con salarios promedio menores a la mitad del local y con costos laborales casi inexistentes, deberemos tender a acercarnos a ellos manteniendo los salarios a niveles asiáticos o bien a gastar el superávit generado por una carga impositiva confiscatoria y el atraso de jubilaciones y pensiones, en compensar las diferencias de precios.
O sea, les sacaremos a todos, para darles a los empresarios que el poder de turno defina como necesitados de subsidios.
Este modelo, demuestra que no sólo los políticos serán cooptados, sino también el sector empresario. Y los asalariados seguirán siendo adormecidos con anuncios hipotecarios rimbombantes, mientras cobran sueldos en dólares de miseria. Total, no pasan por un free shop. Me pregunto: El progresismo ¿Era esto?
Septiembre 01, 2006.-
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