En el informe “Proyecciones de la crisis energética” emitido por CAMMESA en Junio de 2004, podíamos leer como conclusiones para el corto plazo (2004/ 2005):
- Incremento de la demanda eléctrica que implica utilización de centrales más caras
- Incremento de demanda firme de gas que implica mayor consumo de combustibles líquidos (no sólo en invierno)
- Renegociación de contratos que implica incremento de tarifas
- Necesidad de financiar obras
Todo esto implica Incremento del costo de la energía eléctrica.
Las conclusiones para el 2006 (mediano plazo), en caso que aquellas no fueran consideradas, eran:
- Incremento de la demanda y falta de nuevas inversiones
- Mayor consumo de combustibles líquidos, incremento de la tasa de falla
- Riesgo creciente de abastecimiento, particularmente los meses de invierno
- Incremento de riesgo con la exportación convocada
- Mayor impacto de riesgos operativos por falta de reserva
Por lo tanto, No está asegurado el suministro a mediano plazo.
En agosto del mismo año, el gobierno presionaba a las empresas del sector eléctrico, para que aceptasen capitalizar la deuda que Cammesa tenia con ellos ($600 millones) a los efectos de construir una nueva central térmica cerca de Rosario, por USD 450 millones. Y lo hicieron a través de la Resolución 826. Nada de hacerlo de manera discreta.
Esta deuda estaba generada por la decisión política de no aumentar el precio estacional de la energía eléctrica, de manera que Cammesa debió cubrir la diferencia entre los costos de las generadoras y lo recaudado por las distribuidoras.
Ya en marzo del mismo año, Cammesa había dispuesto una baja del 5% en la tensión a los efectos de ahorrar energía. Esta era una medida conocida, habida cuenta, había sido aplicada antes de los apagones de 1988, en plena época alfonsinista, disminuyendo de los necesarios 220 voltios a sólo 209. Esta medida aunque imperceptible a los ojos de los usuarios residenciales, perjudicaba a las industrias. Esas mismas a las que el Jefe de gabinete dice querer enamorar, ya que son quienes producen las esperadas inversiones.
Hacia fines de año se implementó un programa de ahorro, donde aquellos que consumieran menos del 110% del consumo de igual periodo del año anterior, habrían de ver bonificaciones en sus boletas. Quienes así no lo hicieran, deberían pagar la tarifa al 100%. Este programa no castigaba el mayor uso, sino que premiaba el menor uso. Esto es, cada cual podía elegir entra pagar la energía a un valor menor o bien consumir libremente.
Desde el punto de vista de los derechos, nadie se podía quejar. La elección era lícita y libre. Pero no dejaba de esconder una gran “luz amarilla”: si había un premio por controlar el gasto de energía, es que desde la oferta había problemas para satisfacer la totalidad de la demanda. De allí el incentivo a consumir menos.
El PUREE
Escuchamos decir durante todo el 2005 que la crisis energética era el discurso de los desestabilizadores y que tal cosa era improbable e imposible, atento que el gobierno sabía muy bien lo que hacía. Pero el 02 de diciembre del 2005, EDENOR anunció su plan de “emergencia lumínica” para el verano que acababa de comenzar.
Ya en mayo del mismo año se había adelantado la implementación del Programa de Uso Racional de la Energía Eléctrica (PUREE), por medio del cual se aplicarían recargos del hasta el 200% a quienes consumieran más del 90% del consumo de igual mes del año anterior.
Aquí, ya la cosa cambió. A los efectos de mantener a tarifa en el precio de 2001 no sólo no se podía consumir y eventualmente recibir una bonificación (premio) por menor o igual consumo, sino que si no bajaba el consumo, vería incrementada la tarifa. Un 200%.
Y no importaba si debía iluminar algún ambiente más, por ejemplo, por haber acrecentado la familia, si había mayor cantidad de días lluviosos y por ende, la oscuridad hacia necesaria esa bombita adicional, o bien si a Ud. no le interesaba la bonificación implementada el año anterior.
Pero si además, como buen ciudadano, el año anterior había cuidado el consumo de energía eléctrica, ahora debería ahorrar sobre el ahorro. O pagar el triple.
Las patas cortas de la mentira. El PUREE II.
Hace pocos días, el ministro de Infraestructura y etc., dijo de manera inequívoca que no existe tal cosa como “emergencia energética”. Ni siquiera el riesgo que ella ocurriera. “Que ella es tan solo un deseo de aquellos que carecen del conocimiento para realizar correctos análisis de la realidad y que son los mismos que desean que a este gobierno le vaya mal”.
Pero así como uno puede en la vida hacer lo que le plazca, pero no evitar sus consecuencias, el gobierno se encuentra ya analizando el PUREE II. Y como toda zaga, la segunda siempre es peor que la primera.
A partir de esta idea, los excesos sobre el 90% del consumo de igual periodo del año anterior (2005), serán facturados a precio de gran usuario. Esto a cinco veces el valor residencial. El doble de la penalidad de la versión anterior del PUREE. Y los consumos se efectuaran sobre los consumos del 2005, el cual ya había sido un año de ahorro sobre el ahorro.
PUREE III ?
Según se desprende de la experiencia reciente, podríamos entonces proyectar el mediano plazo, tal como lo hiciera Cammesa hace apenas dos años.
Según el propio gobierno, las inversiones anunciadas días atrás recién estarán en operaciones a mediados del 2008. Y esto siempre que los planes de obra se respeten y los fondos no sean desviados para otro fin, hecho que ahora es un simple tramite administrativo del Jefe de Gabinete.
Si a los efectos de no ser pesimistas (quienes así lo prefieran, podrán hacer el cálculo de manera muy sencilla) asumimos que la progresividad en el aumento de las penas por el NO ahorro de energía eléctrica, será aritmética (no geométrica). De tal forma, previo al verano 2007/2008, las mismas serán del orden del 600% para los consumos mayores al 90% del realizado en el verano que se avecina.
De esta forma, considerando una tasa de descuento elevadísima del 30%, nos encontramos que conviene consumir a lo loco durante este verano que se aproxima, de forma que en el próximo, cuando la base de cálculo sea lo consumido en 2006, no haya forma que nos apliquen sobrecosto alguno. Y con la tarifa congelada, pagaremos precios del 2001.
Claro que si usted considera que el problema no es el mayor costo, sino si habrá o no energía eléctrica en el verano del 2007, entonces mejor compre velas. Muchas velas.
Septiembre 10, 2006.-
Publicado en La Nueva Provincia (Bahia Blanca), en Edicion i y Fundación ATLAS 1853 (www.atlas.org.ar)
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