Se han cumplido 19 años desde que el primer presidente constitucional posterior al último proceso militar, nos mintiera de manera descarada y una Plaza llena lo vitoreara. “La casa está en orden. Felices Pascuas” dijo el entonces presidente Alfonsín, haciendo referencia a la sublevación del también “entonces”, teniente coronel Rico. Para los mayores de 40, nos parece que fue ayer. Al resto se lo contaron. Como tantas otras cosas.
Luego de la caída del alfonsinismo, resumida en el voluntarismo del “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, sobrevino la reaparición del peronismo con todos sus matices, apenas interrumpido por el abúlico de la Rúa.
Muchos políticos y analistas políticos se han convencido que sin la “pata peronista” no hay gobernabilidad. Incluso los opositores. O mejor dicho, los que quisieran serlo.
El movimiento
Desde un peronismo movimientista, que tiene como única doctrina el ejercicio del poder público (la que podemos resumir en “el que gana conduce y el que pierde acompaña”), sin vergüenza ni disimulos se cambian los discursos aunque como la mona vestida de seda, lo que queda es la ambición del poder, como un fin en sí mismo.
De allí, que al no haber doctrina alguna detrás del objetivo de detentar el poder, la corrupción se adueña de la burocracia, y al decir de Asís, todos quieren mojar la medialuna en el gran tazón estatal.
La primera generación peronista de este último período constitucional, al comando del riojano advenedizo y bajo la lógica del salariazo y la revolución productiva, declamando políticas liberales y adhiriendo (tan sólo de palabra) al famoso Consenso de Washington (del que todos hablan y sin embargo pocos han leído), permitió el ascenso social de muchos “compañeros” que llegando desde pobres parajes, luego de cambiar cónyuge, aseguraron el futuro de varias generaciones. Propias.
Y como el circo fue al son de la “pizza y champagne” y mucha farándula, todavía muchos de aquellos “funcionarios” siguen conociendo gente nueva: jueces.
Luego, cuando el gran bañero se sentó en el sillón de Rivadavia, logró sorprendernos. Aún cuando ya tenía antecedentes (desde el desmanejo de la obra pública en la provincia de Buenos Aires, hasta la transferencia de deuda privada al Banco provincial, o sus negocios con los multimedios, etc.), protagonizó una de las transferencias de riqueza más violentas de la que tengamos historia, con la pesificación de las deudas. Y esa transferencia de riqueza no fue a favor de los descamisados, sino de aquellos que tenían mucho para ofrecer a futuro, si se los salvaba. Pero los beneficiarios serian sólo los firmantes de dicho latrocinio.
Este mismo gran jugador de ajedrez playero, tuvo irse de apuro y en su salida, inventó a su verdugo. Este nuevo “conductor” del movimiento, encontró en los albores del siglo XXI, que para diferenciarse debía convertirse a la religión extinguida del montonerismo asesino de los 70’s.
Se inventó una biografía autorizada no ocurrida de un pasado de perseguido y se rodeo de fariseos, que como él, reniegan de su pasado inmediato (incluyendo fotos, videos y grabaciones), para convertirse en un miembro virtual de los imberbes expulsados de la plaza.
E igual que como durante 12 años lo hizo en SU Santa Cruz, construye un sistema hegemónico que parece democrático sin serlo, pero ya ni siquiera intenta ser republicano.
Hasta aquí, he sido bastante descriptivo. Pero para entender porque pasa lo que pasa, debemos ver que hacen el resto de los dirigentes políticos.
La oposición
Y este es el problema. No hay dirigentes políticos que hoy puedan ser una alternativa de poder real. Este hecho, es el que le permite al peronismo, jugar divididos. Es que si ellos no generan alguna oposición, el saqueo actual, -que ya ha convertido a los dos presidentes anteriores de igual signo en ladrones de gallinas comparado con lo que se está realizando hoy-, no tiene emoción.
El resto de los partidos antisistema, carecen de representatividad, ya que todos han sido cooptados por el oficialismo. Desde los piqueteros más duros, hasta los “fierreros” más pesados de la década de la violencia, pasando por varios intrascendentes, fichan en el gobierno.
La izquierda que se declara a favor del sistema, está dividida en dos (socialistas y ARI), sin posibilidad de unirse. La primera con muchas ganas y poca capacidad de construcción política y la segunda, basada en el mesianismo denunciatorio de su líder. Aunque debemos reconocer, que cuando menos, no realizan alianzas desesperadas, en ambos casos, al menos por ahora.
La derecha (perdón por la palabra), no sabe ni siquiera que es derecha. Tiene miedo de usar el término. Mucho menos llamarse liberal. Incentivada por varios analistas, que dicen que esta es su oportunidad (al igual que en el 2003 y 2005, y van...), se amontona en alianzas que no logran entusiasmar a nadie más que los que están en los primeros lugares de cada lista.
En la campaña del 2005, Ritondo, jefe de campaña de PRO (alianza entre Macri y López Murphy), declaró que su apoyo en la CABA seria por Macri, pero en la Pcia. de Buenos Aires, se inclinaba por Duhalde. O sea, comenzó mal. Luego Sobisch y Macri se unieron, sin reparar en PRO. Finalmente, el peronismo Federal (nueva subdivisión de los ex duhaldistas ultra, menemistas y saaistas) comienzan a hablar con Macri. O sea, ¿López Murphy se aliará con Camaño y Chiche y también con Menem, Rodríguez Saa, Sobisch y Romero? ¿Y las ideas?
La UCR, se ha declarado como “liberales progresistas”. O sea, son de River y de Boca. Y la gran discusión es entre quienes detentan el poder partidario y quienes están al mando de una provincia o intendencia. Estos últimos, atento las necesidades de caja que cada mes tienen, proponen alianzas formales con el Frente por la Victoria.
Entonces, ¿debemos culpar al oficialismo de intentar ocupar hasta la última baldosa, o debemos pensar que mientras no se construya una alternativa seria con posibilidades reales de disputar el poder, y por ende controlar y limitar este intento hegemónico, nada va a cambiar?
Pretender que el oficialismo se auto limite, cuando no hay quien tenga capacidad de sancionarlo en caso de no hacerlo, es pretender que el lobo en el gallinero se haga amigo de las aves. Y no es por defender a esta administración. Por el contrario. El problema es el resto de la sociedad, que aún siendo mayoría (60%), no muestra capacidad de articular alternativas. Claro que esas alternativas, deben tener una base ideológica muy fuerte, para evitar caer en el mismo problema. El poder como un fin en sí mismo.
La foto (Semana Santa, 2006)
Como consecuencia de lo dicho hasta aquí, es que todo aquello que es funcional al oficialismo no sólo es permitido, sino impulsado, sin importar si se vulneran derechos, se atropellan las leyes y/o se viola la Constitución y la República.
Se escalan los conflictos internacionales hasta puntos de no retorno de manera imprudente, solo para permitir que un corrupto gobernador pueda ser reelegido. Después, claro ya no se puede parar el conflicto, entonces se dobla la apuesta. Al punto de la grosería barata del ministro (¿saliente?) de Interior, insultando de manera personal al presidente vecino, y por ende, a todos los uruguayos. Esto sin olvidar, que no sólo el Riachuelo, sino que todas las pasteras localizadas en territorio nacional, son varias veces más contaminantes que las dos uruguayas juntas.
Se carece de las mínimas garantías contra delincuentes. El garantismo actual ya había recalificado a quienes cometen delitos especialmente de tipo penal, al colocarlos en la calidad de “victimas de una sociedad injusta”. Pero en este marco, entonces faltaban los culpables. Y ahora se esta definiendo con el caso Bragagnolo, que la culpa es de las victimas. Supongo que por no dejarse robar, violar e incluso asesinar de manera pacifica. Ya no sólo se invirtió la carga de la prueba de la victima, sino que se han invertido los roles y responsabilidades.
El actual presidente, cuando era el señor feudal de Santa Cruz, decidió llevarse fuera del país los fondos que la provincia (no él) había recibido como regalías mal liquidadas. U$S 533 millones. Los cálculos más moderados, hablan que dicho monto actualizado a una tasa suiza, deberían estar en el orden de los U$S 1.000 millones. Sin considerar que parte importante de aquellas regalías fueron canceladas con acciones de Repsol-YPF y que al ser vendidas, generaron casi un 100% de utilidad, en 1999. Se dijo que no se ingresaban nuevamente por falta de seguridad jurídica, luego de la devaluación. Hoy con aquel gobernador en Balcarce 50, los fondos siguen sin aparecer. Y ni siquiera aparecen los extractos que expliquen su evolución, aún estando depositados en el extranjero. ¿En las cuentas de quien/es estarán depositados?
Los fondos fiduciarios, manejados con total discrecionalidad por el cajero oficial aunque como todo en este gobierno, dirigido por el Jefe, hacen aparecer toda corrupción anterior, como limosnera, aunque no por eso justificable. Estos fondos ahora se incrementarán de manera automática y mensual, por los cargos fijos que el Congreso votó delegando así no sólo que el Ejecutivo pueda definir una política fiscal, sino que además, los fondos recaudados queden fuera del presupuesto y por ende de todo control.
Durante la década negra (90’s), este presidente logró que Menem le creara un cargo fijo especifico del 0.6% sobre toda factura de energía eléctrica para lograr unir a la provincia de Santa Cruz con el sistema de interconectado nacional, de forma que aquellos son sean discriminados. El costo total de la obra se presupuestó en U$S 400 millones. Se llevan recaudados más de U$S 1.200 millones y la obra aún no se completó. Mientras tanto, los argentinos seguimos aportando a una caja negra, manejada en Río Gallegos.
Mientras tanto se re estatizan o se crean tantas empresas como se puedan para poder disponer de más caja. El Correo Argentino, La línea de trenes San Martín, LAFSA (ex LAPA), ENARSA, ARSAT, AYSA (ex Aguas), etc.
Es interesante el caso de la próxima. El Belgrano Cargas, línea de trenes que cubre todo el norte y centro del país. Debido a su bajo nivel de mantenimiento por parte de los concesionarios anteriores, el sistema fue subutilizado y esto permitió, a costa de mayores costos para productores e industrias del interior, el desarrollo anormal del transporte en camiones. Digo anormal, dado que lo razonable es que los camiones transporten hasta las estaciones de tren y este a los puertos de salida (y el camino inverso en el caso de importaciones). Pero ahora, el dueño del sindicato de los camioneros, está a punto de lograr una participación en la empresa concesionaria del tren, para “evitar que su desarrollo impacte de manera negativa sobre el transporte en camiones”, según sus propias palabras. O sea que además de entregarle una participación a titulo gratuito, su objetivo es evitar que el tren pueda captar una parte importante de la carga y afectar así a los camioneros. Más que un disparate, huele a retornos.
Mientras tanto, la Corte Suprema de Justicia, compuesta por conjueces, falló de manera mayoritaria que los jueces quedan exceptuados de pagar el Impuesto a las Ganancias, luego de hacer una interpretación muy particular y conveniente del concepto de “intangibilidad de haberes”. Como si no fueran argentinos. ¿Será esta una forma de pago adelantado a futuros favores que muchos actuales funcionarios habrán de precisar?
Pero la demagogia no es monopolio del Ejecutivo. El asesor de Moyano, en su calidad de presidente de la Comisión de Trabajo (Dip. Recalde), se ha mostrado hiperactivo. Pero justamente, por ser asesor del principal aliado del presidente, no se puede entender esta actividad como iniciativa propia, sino como parte de un acuerdo más grande.
En los últimos meses hemos retrocedido en la legislación laboral, no menos de 50 años. Si la dirigencia actual no entiende que para que haya empleo debe haber normas razonables, en las que los costos derivados del trabajo estén acordes no solo con la realidad actual sino con la futura, ante posibles ciclos recesivos; si se pretenden condiciones leoninas para despidos, se fomenta la industria del juicio, vía la contingencia en fuero civil de los accidentes de trabajo o incluso, se intenta eliminar la posibilidad de la tercerización (el caso Metrovías es el primero y no el único), se podrán realizar todas las renegociaciones que se quiera, pero estas solo afectarán a una porción cada vez menor de la población, que tiene la posibilidad de contar con un empleo formal. Y veremos crecer de manera importante la cantidad de empleo informal sobe el total y así, seguiremos mostrando “buenos” índices de empleo con pésimos índices de pobreza.
Eso si, podemos ver como en este proceso de renegociaciones, como algunos sindicatos (caso Asociación Bancaria) están más preocupados en hacer caja que en defender poder adquisitivo. Los bancarios no afiliados al sindicato, deberán aportar 1% de sus salarios, de manera “solidaria”. Unos $ 50 millones para Zanola y sus secuaces.
Con este contexto, pedir a una empresa que no recibe subsidios que invierta más, es querer sacar agua de una piedra. Pero como la estatización de Aguas salió gratis (por ahora y seguramente para esta administración, no para los argentinos en el futuro), y la crisis de energía podría llegar a explotar antes de las elecciones, entonces se ha comenzado a realizar un trabajo de zapa con las petroleras, exigiéndoles mayores niveles de inversión de forma de aumentar sus reservas. Especialmente, desde que el presidente entendió que Evo Morales no está dispuesto a sacrificar un centavo en aras de ayudarlo con su reelección. Es más, ya sabemos que si el gas no alcanza, Bolivia nunca le cortará suministro al Brasil, pero a la Argentina es casi un tramite. Aunque De Vido intente decir otra cosa.
La economía
En este contexto político, obviamente la economía no puede escapar. Y la forma en que esta administración la entiende, no es como una ciencia que permite mejorar el nivel de vida y las expectativas de crecimiento personal de la población, sino como un medio más para ganar elecciones.
De esta forma, hablar de heterodoxia u ortodoxia, incluso buscar identificarla con keynesianismo o teoría clásica, es una pérdida de tiempo. Así como el movimiento peronista carece de una idea doctrinaria base, e incluso podemos afirmar que la tan declamada “defensa de los pobres” es tan solo un discurso vacío y demagógico, en la economía, se eligen los instrumentos que se supone ayudan a ganar en el próximo proceso electoral, sin importar si el mismo pertenece a una mitad de la biblioteca o de la otra.
Así, hoy nos encontramos que el único adversario al cual el oficialismo teme, no es un partido político sino la inflación. Esta, que no es otra cosa que la consecuencia de las desacertadas políticas que el gobierno ha implementado desde la crisis del 2001, puede ser el único elemento que evite que el presidente Kirchner, ávido de ser reelecto pero esperando dar su anuncio cuando esté seguro de poder lograrlo, repita en 2007.
Pero aún cuando el impacto de una inflación sobre los bolsillos de la sociedad pudiera hacerle perder una reelección, hecho que ningún opositor siquiera pude soñar, los intentos de la administración por evitar aquella posibilidad, van en dirección equivocada.
Mientras el presidente del BCRA afirma estar cerca del piso de la pauta monetaria prevista para el primer trimestre, en realidad se encuentra un 30% arriba que hace 12 meses. Y sin importar la pauta, la realidad es que ese aumento no puede pasar desapercibido a la inflación.
Asimismo, se han ufanado de haber logrado tan sólo un 19% en los salarios de los camioneros, constituyéndose en un techo para el resto de las negociaciones. Y algunos economistas intentaron explicar que esto no es inflacionario, cuando no sólo es absurdo pretender que este aumento no pase a costos, sino que además, debido a los cambios en la legislación general y la laboral en particular, las empresas deben afrontar subas adicionales, que también son inflacionarias.
Controlar precios es tirar de una frazada corta, que no sirve de mucho, en la medida en que no se tomen medidas estructurales. Medidas tales como eliminación de impuestos distorsivos, baja de impuestos laborales (en cabeza de empresarios y empleados); reducción de la oferta monetaria a niveles compatibles con la demanda agregada; sinceramiento del tipo de cambio; seguridad jurídica para alentar inversiones; no creación de proyectos legislativos anti empresas (o sea anti trabajo). Armonización de la política internacional, fundamentalmente con nuestro vecinos pero con el mundo en general; inserción en la economía global; mejora en la educación y formación de nuestros jóvenes; cumplimiento de la legislación vigente por parte de todos los argentinos; uso correcto de las fuerzas de seguridad, para que haya seguridad; transparentación de actos de gobierno y por sobre todas las cosas, una justicia independiente, eficaz y proba. En definitiva, respetar y hacer respetar nuestras instituciones.
Por eso, aunque la casa no está en orden, Felices Pascuas.
Abril 14, 2006.-
Luego de la caída del alfonsinismo, resumida en el voluntarismo del “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, sobrevino la reaparición del peronismo con todos sus matices, apenas interrumpido por el abúlico de la Rúa.
Muchos políticos y analistas políticos se han convencido que sin la “pata peronista” no hay gobernabilidad. Incluso los opositores. O mejor dicho, los que quisieran serlo.
El movimiento
Desde un peronismo movimientista, que tiene como única doctrina el ejercicio del poder público (la que podemos resumir en “el que gana conduce y el que pierde acompaña”), sin vergüenza ni disimulos se cambian los discursos aunque como la mona vestida de seda, lo que queda es la ambición del poder, como un fin en sí mismo.
De allí, que al no haber doctrina alguna detrás del objetivo de detentar el poder, la corrupción se adueña de la burocracia, y al decir de Asís, todos quieren mojar la medialuna en el gran tazón estatal.
La primera generación peronista de este último período constitucional, al comando del riojano advenedizo y bajo la lógica del salariazo y la revolución productiva, declamando políticas liberales y adhiriendo (tan sólo de palabra) al famoso Consenso de Washington (del que todos hablan y sin embargo pocos han leído), permitió el ascenso social de muchos “compañeros” que llegando desde pobres parajes, luego de cambiar cónyuge, aseguraron el futuro de varias generaciones. Propias.
Y como el circo fue al son de la “pizza y champagne” y mucha farándula, todavía muchos de aquellos “funcionarios” siguen conociendo gente nueva: jueces.
Luego, cuando el gran bañero se sentó en el sillón de Rivadavia, logró sorprendernos. Aún cuando ya tenía antecedentes (desde el desmanejo de la obra pública en la provincia de Buenos Aires, hasta la transferencia de deuda privada al Banco provincial, o sus negocios con los multimedios, etc.), protagonizó una de las transferencias de riqueza más violentas de la que tengamos historia, con la pesificación de las deudas. Y esa transferencia de riqueza no fue a favor de los descamisados, sino de aquellos que tenían mucho para ofrecer a futuro, si se los salvaba. Pero los beneficiarios serian sólo los firmantes de dicho latrocinio.
Este mismo gran jugador de ajedrez playero, tuvo irse de apuro y en su salida, inventó a su verdugo. Este nuevo “conductor” del movimiento, encontró en los albores del siglo XXI, que para diferenciarse debía convertirse a la religión extinguida del montonerismo asesino de los 70’s.
Se inventó una biografía autorizada no ocurrida de un pasado de perseguido y se rodeo de fariseos, que como él, reniegan de su pasado inmediato (incluyendo fotos, videos y grabaciones), para convertirse en un miembro virtual de los imberbes expulsados de la plaza.
E igual que como durante 12 años lo hizo en SU Santa Cruz, construye un sistema hegemónico que parece democrático sin serlo, pero ya ni siquiera intenta ser republicano.
Hasta aquí, he sido bastante descriptivo. Pero para entender porque pasa lo que pasa, debemos ver que hacen el resto de los dirigentes políticos.
La oposición
Y este es el problema. No hay dirigentes políticos que hoy puedan ser una alternativa de poder real. Este hecho, es el que le permite al peronismo, jugar divididos. Es que si ellos no generan alguna oposición, el saqueo actual, -que ya ha convertido a los dos presidentes anteriores de igual signo en ladrones de gallinas comparado con lo que se está realizando hoy-, no tiene emoción.
El resto de los partidos antisistema, carecen de representatividad, ya que todos han sido cooptados por el oficialismo. Desde los piqueteros más duros, hasta los “fierreros” más pesados de la década de la violencia, pasando por varios intrascendentes, fichan en el gobierno.
La izquierda que se declara a favor del sistema, está dividida en dos (socialistas y ARI), sin posibilidad de unirse. La primera con muchas ganas y poca capacidad de construcción política y la segunda, basada en el mesianismo denunciatorio de su líder. Aunque debemos reconocer, que cuando menos, no realizan alianzas desesperadas, en ambos casos, al menos por ahora.
La derecha (perdón por la palabra), no sabe ni siquiera que es derecha. Tiene miedo de usar el término. Mucho menos llamarse liberal. Incentivada por varios analistas, que dicen que esta es su oportunidad (al igual que en el 2003 y 2005, y van...), se amontona en alianzas que no logran entusiasmar a nadie más que los que están en los primeros lugares de cada lista.
En la campaña del 2005, Ritondo, jefe de campaña de PRO (alianza entre Macri y López Murphy), declaró que su apoyo en la CABA seria por Macri, pero en la Pcia. de Buenos Aires, se inclinaba por Duhalde. O sea, comenzó mal. Luego Sobisch y Macri se unieron, sin reparar en PRO. Finalmente, el peronismo Federal (nueva subdivisión de los ex duhaldistas ultra, menemistas y saaistas) comienzan a hablar con Macri. O sea, ¿López Murphy se aliará con Camaño y Chiche y también con Menem, Rodríguez Saa, Sobisch y Romero? ¿Y las ideas?
La UCR, se ha declarado como “liberales progresistas”. O sea, son de River y de Boca. Y la gran discusión es entre quienes detentan el poder partidario y quienes están al mando de una provincia o intendencia. Estos últimos, atento las necesidades de caja que cada mes tienen, proponen alianzas formales con el Frente por la Victoria.
Entonces, ¿debemos culpar al oficialismo de intentar ocupar hasta la última baldosa, o debemos pensar que mientras no se construya una alternativa seria con posibilidades reales de disputar el poder, y por ende controlar y limitar este intento hegemónico, nada va a cambiar?
Pretender que el oficialismo se auto limite, cuando no hay quien tenga capacidad de sancionarlo en caso de no hacerlo, es pretender que el lobo en el gallinero se haga amigo de las aves. Y no es por defender a esta administración. Por el contrario. El problema es el resto de la sociedad, que aún siendo mayoría (60%), no muestra capacidad de articular alternativas. Claro que esas alternativas, deben tener una base ideológica muy fuerte, para evitar caer en el mismo problema. El poder como un fin en sí mismo.
La foto (Semana Santa, 2006)
Como consecuencia de lo dicho hasta aquí, es que todo aquello que es funcional al oficialismo no sólo es permitido, sino impulsado, sin importar si se vulneran derechos, se atropellan las leyes y/o se viola la Constitución y la República.
Se escalan los conflictos internacionales hasta puntos de no retorno de manera imprudente, solo para permitir que un corrupto gobernador pueda ser reelegido. Después, claro ya no se puede parar el conflicto, entonces se dobla la apuesta. Al punto de la grosería barata del ministro (¿saliente?) de Interior, insultando de manera personal al presidente vecino, y por ende, a todos los uruguayos. Esto sin olvidar, que no sólo el Riachuelo, sino que todas las pasteras localizadas en territorio nacional, son varias veces más contaminantes que las dos uruguayas juntas.
Se carece de las mínimas garantías contra delincuentes. El garantismo actual ya había recalificado a quienes cometen delitos especialmente de tipo penal, al colocarlos en la calidad de “victimas de una sociedad injusta”. Pero en este marco, entonces faltaban los culpables. Y ahora se esta definiendo con el caso Bragagnolo, que la culpa es de las victimas. Supongo que por no dejarse robar, violar e incluso asesinar de manera pacifica. Ya no sólo se invirtió la carga de la prueba de la victima, sino que se han invertido los roles y responsabilidades.
El actual presidente, cuando era el señor feudal de Santa Cruz, decidió llevarse fuera del país los fondos que la provincia (no él) había recibido como regalías mal liquidadas. U$S 533 millones. Los cálculos más moderados, hablan que dicho monto actualizado a una tasa suiza, deberían estar en el orden de los U$S 1.000 millones. Sin considerar que parte importante de aquellas regalías fueron canceladas con acciones de Repsol-YPF y que al ser vendidas, generaron casi un 100% de utilidad, en 1999. Se dijo que no se ingresaban nuevamente por falta de seguridad jurídica, luego de la devaluación. Hoy con aquel gobernador en Balcarce 50, los fondos siguen sin aparecer. Y ni siquiera aparecen los extractos que expliquen su evolución, aún estando depositados en el extranjero. ¿En las cuentas de quien/es estarán depositados?
Los fondos fiduciarios, manejados con total discrecionalidad por el cajero oficial aunque como todo en este gobierno, dirigido por el Jefe, hacen aparecer toda corrupción anterior, como limosnera, aunque no por eso justificable. Estos fondos ahora se incrementarán de manera automática y mensual, por los cargos fijos que el Congreso votó delegando así no sólo que el Ejecutivo pueda definir una política fiscal, sino que además, los fondos recaudados queden fuera del presupuesto y por ende de todo control.
Durante la década negra (90’s), este presidente logró que Menem le creara un cargo fijo especifico del 0.6% sobre toda factura de energía eléctrica para lograr unir a la provincia de Santa Cruz con el sistema de interconectado nacional, de forma que aquellos son sean discriminados. El costo total de la obra se presupuestó en U$S 400 millones. Se llevan recaudados más de U$S 1.200 millones y la obra aún no se completó. Mientras tanto, los argentinos seguimos aportando a una caja negra, manejada en Río Gallegos.
Mientras tanto se re estatizan o se crean tantas empresas como se puedan para poder disponer de más caja. El Correo Argentino, La línea de trenes San Martín, LAFSA (ex LAPA), ENARSA, ARSAT, AYSA (ex Aguas), etc.
Es interesante el caso de la próxima. El Belgrano Cargas, línea de trenes que cubre todo el norte y centro del país. Debido a su bajo nivel de mantenimiento por parte de los concesionarios anteriores, el sistema fue subutilizado y esto permitió, a costa de mayores costos para productores e industrias del interior, el desarrollo anormal del transporte en camiones. Digo anormal, dado que lo razonable es que los camiones transporten hasta las estaciones de tren y este a los puertos de salida (y el camino inverso en el caso de importaciones). Pero ahora, el dueño del sindicato de los camioneros, está a punto de lograr una participación en la empresa concesionaria del tren, para “evitar que su desarrollo impacte de manera negativa sobre el transporte en camiones”, según sus propias palabras. O sea que además de entregarle una participación a titulo gratuito, su objetivo es evitar que el tren pueda captar una parte importante de la carga y afectar así a los camioneros. Más que un disparate, huele a retornos.
Mientras tanto, la Corte Suprema de Justicia, compuesta por conjueces, falló de manera mayoritaria que los jueces quedan exceptuados de pagar el Impuesto a las Ganancias, luego de hacer una interpretación muy particular y conveniente del concepto de “intangibilidad de haberes”. Como si no fueran argentinos. ¿Será esta una forma de pago adelantado a futuros favores que muchos actuales funcionarios habrán de precisar?
Pero la demagogia no es monopolio del Ejecutivo. El asesor de Moyano, en su calidad de presidente de la Comisión de Trabajo (Dip. Recalde), se ha mostrado hiperactivo. Pero justamente, por ser asesor del principal aliado del presidente, no se puede entender esta actividad como iniciativa propia, sino como parte de un acuerdo más grande.
En los últimos meses hemos retrocedido en la legislación laboral, no menos de 50 años. Si la dirigencia actual no entiende que para que haya empleo debe haber normas razonables, en las que los costos derivados del trabajo estén acordes no solo con la realidad actual sino con la futura, ante posibles ciclos recesivos; si se pretenden condiciones leoninas para despidos, se fomenta la industria del juicio, vía la contingencia en fuero civil de los accidentes de trabajo o incluso, se intenta eliminar la posibilidad de la tercerización (el caso Metrovías es el primero y no el único), se podrán realizar todas las renegociaciones que se quiera, pero estas solo afectarán a una porción cada vez menor de la población, que tiene la posibilidad de contar con un empleo formal. Y veremos crecer de manera importante la cantidad de empleo informal sobe el total y así, seguiremos mostrando “buenos” índices de empleo con pésimos índices de pobreza.
Eso si, podemos ver como en este proceso de renegociaciones, como algunos sindicatos (caso Asociación Bancaria) están más preocupados en hacer caja que en defender poder adquisitivo. Los bancarios no afiliados al sindicato, deberán aportar 1% de sus salarios, de manera “solidaria”. Unos $ 50 millones para Zanola y sus secuaces.
Con este contexto, pedir a una empresa que no recibe subsidios que invierta más, es querer sacar agua de una piedra. Pero como la estatización de Aguas salió gratis (por ahora y seguramente para esta administración, no para los argentinos en el futuro), y la crisis de energía podría llegar a explotar antes de las elecciones, entonces se ha comenzado a realizar un trabajo de zapa con las petroleras, exigiéndoles mayores niveles de inversión de forma de aumentar sus reservas. Especialmente, desde que el presidente entendió que Evo Morales no está dispuesto a sacrificar un centavo en aras de ayudarlo con su reelección. Es más, ya sabemos que si el gas no alcanza, Bolivia nunca le cortará suministro al Brasil, pero a la Argentina es casi un tramite. Aunque De Vido intente decir otra cosa.
La economía
En este contexto político, obviamente la economía no puede escapar. Y la forma en que esta administración la entiende, no es como una ciencia que permite mejorar el nivel de vida y las expectativas de crecimiento personal de la población, sino como un medio más para ganar elecciones.
De esta forma, hablar de heterodoxia u ortodoxia, incluso buscar identificarla con keynesianismo o teoría clásica, es una pérdida de tiempo. Así como el movimiento peronista carece de una idea doctrinaria base, e incluso podemos afirmar que la tan declamada “defensa de los pobres” es tan solo un discurso vacío y demagógico, en la economía, se eligen los instrumentos que se supone ayudan a ganar en el próximo proceso electoral, sin importar si el mismo pertenece a una mitad de la biblioteca o de la otra.
Así, hoy nos encontramos que el único adversario al cual el oficialismo teme, no es un partido político sino la inflación. Esta, que no es otra cosa que la consecuencia de las desacertadas políticas que el gobierno ha implementado desde la crisis del 2001, puede ser el único elemento que evite que el presidente Kirchner, ávido de ser reelecto pero esperando dar su anuncio cuando esté seguro de poder lograrlo, repita en 2007.
Pero aún cuando el impacto de una inflación sobre los bolsillos de la sociedad pudiera hacerle perder una reelección, hecho que ningún opositor siquiera pude soñar, los intentos de la administración por evitar aquella posibilidad, van en dirección equivocada.
Mientras el presidente del BCRA afirma estar cerca del piso de la pauta monetaria prevista para el primer trimestre, en realidad se encuentra un 30% arriba que hace 12 meses. Y sin importar la pauta, la realidad es que ese aumento no puede pasar desapercibido a la inflación.
Asimismo, se han ufanado de haber logrado tan sólo un 19% en los salarios de los camioneros, constituyéndose en un techo para el resto de las negociaciones. Y algunos economistas intentaron explicar que esto no es inflacionario, cuando no sólo es absurdo pretender que este aumento no pase a costos, sino que además, debido a los cambios en la legislación general y la laboral en particular, las empresas deben afrontar subas adicionales, que también son inflacionarias.
Controlar precios es tirar de una frazada corta, que no sirve de mucho, en la medida en que no se tomen medidas estructurales. Medidas tales como eliminación de impuestos distorsivos, baja de impuestos laborales (en cabeza de empresarios y empleados); reducción de la oferta monetaria a niveles compatibles con la demanda agregada; sinceramiento del tipo de cambio; seguridad jurídica para alentar inversiones; no creación de proyectos legislativos anti empresas (o sea anti trabajo). Armonización de la política internacional, fundamentalmente con nuestro vecinos pero con el mundo en general; inserción en la economía global; mejora en la educación y formación de nuestros jóvenes; cumplimiento de la legislación vigente por parte de todos los argentinos; uso correcto de las fuerzas de seguridad, para que haya seguridad; transparentación de actos de gobierno y por sobre todas las cosas, una justicia independiente, eficaz y proba. En definitiva, respetar y hacer respetar nuestras instituciones.
Por eso, aunque la casa no está en orden, Felices Pascuas.
Abril 14, 2006.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario