sábado, 16 de febrero de 2008

(des)Incentivo a las inversiones

Contra la tradición argentina de nombrar a ministros de economía con trayectoria, reconocimiento (incluso, internacional) y cierta personalidad, la Presidente nos ha sorprendido, colocando a quien aún anda con las suelas sin estrenar.

El nuevo ministro viene de la cantera del actual Jefe de gabinete porteño Rodríguez Larreta. Fue el Grupo Sophia desde donde logró acceder a jugar en primera. Fue asesor del entonces ministro de Producción Bonaerense (Lopetegui) y cuando este fue propuesto para la presidencia del BaPro, el lic. Losteau quedó a cargo del ministerio.

La impensada situación del rechazo por el Senado de la provincia del propuesto presidente para el banco, atento sus antecedentes financieros (algunos cheques librados sin fondos) y la falta de alternativas de Solá para el cargo, le permitió acceder con menos de 60 días de gestión ejecutiva (en los que no se hizo nada), al segundo banco de la nación.

Ejerciendo el ya común cambio de montura en la política argentina, se alineo con el Jefe de Gabinete nacional, y la escasa vocación felpudista del entonces ministro Peirano, lo colocó en un sillón que hasta ahora ha demostrado que le queda muy grande.

Será por esto que considera que nos puede tomar el pelo haciendo anuncios rimbombantes y efectistas. Nosotros sabemos que no servirán de nada. ¿Lo sabrá él?.


Estímulos para las inversiones

Nadie puede discutir que con altos costos financieros, una parte importante de los proyectos se vuelven inviables, salvo que aparezcan los subsidios o los monopolios. O ambos.

Pero que nos digan que hoy el impedimento más importante es el nivel de la tasa de interés, es ofensivo.

El primer elemento que un empresario (especialmente, cuando no es amigo del poder, como ocurre con la mayoría de las PYMES y muchas grandes) evalúa al momento de analizar una inversión, es el nivel previsibilidad institucional y comercial que habrá de aquí en más.

Esto quiere decir, por un lado que los cambios constantes de las reglas atentan directamente contra la decisión de invertir. Y por otro lado, si se debe analizar la posibilidad de desarrollar una inversión de manera exitosa (que otra cabe analizar) y a partir de allí tener que ver como el estado se nos asocia de manera inconsulta, vía nuevos impuestos, alzas de retenciones, o definiendo precios máximos, proveedores, condiciones de compras o cerrando mercados externos, es casi seguro que allí mismo se cierre la carpeta del proyecto.

Salvo que se pueda acceder a algún funcionario que permita mitigar estos efectos. Y generalmente, la única forma razonable, es la de anticipar cuanto antes el repago del proyecto. Una vez recuperada la inversión, el resto será “dulce”.

Esto es lo que se aprobó en el Senado el jueves pasado. Impulsado por el vicepresidente Cobos y por el ministro Losteau, se ha decidido un cupo de $1.200 millones ($1.000 para las grandes empresas, las que tienen amigos) a aplicar como costo fiscal (impuestos no percibidos) de forma de mejorar la rentabilidad de los proyectos, acelerando el recupero.

Y la autoridad de aplicación, o sea, quien dirá quien merece y quien no el beneficio, será el Ministerio de Economía. Los “amigos” están de parabienes.


Un poco de seriedad

Veamos algunas formas más transparentes y efectivas de mejorar el entorno para quienes podrían pensar en invertir.

Alternativa 1. Dado que ya está definido no percibir $1.200 millones de la recaudación fiscal, podríamos eximir durante los primeros 12 meses a todos los nuevos ingresos formales (en blanco) de personal, del pago del aporte patronal correspondiente. Esto haría que a partir del segundo año, se incrementara la recaudación, pero de manera genuina y no cazando en el zoológico. La segunda ventaja es que no habría cupos a distribuir entre empresas amigas, colocando a todos en igualdad de oportunidad. Finalmente, evitaríamos los típicos peajes ante la autoridad de aplicación, bajando los niveles de corrupción estatal y privada.

Alternativa 2. Igualar otros sistemas de promoción de impuestos, tal como el logrado por las bodegas productoras de vinos espumantes (champagne) en 2005 y prorrogada la pasada semana por la presidente.

Este sector acordó que realizaría inversiones por montos iguales o superiores a los montos que debería abonar al fisco en concepto de impuestos internos y el 12% por artículo suntuoso. Según los números oficiales, se duplicó el monto que se debía recaudar en nuevas inversiones. Aun cuando tan sólo se hubiera igualado, siempre es mejor un baja en los impuestos a que sea el estado quien reasigne recursos, ya que quien finalmente lo define es un burócrata que jamás ha gestionado siquiera un kiosco.

Y podríamos encontrarle un lugar al Secretario Moreno, controlando el correcto cumplimiento. Quien no cumpla, deberá pagar el total de los impuestos que originalmente correspondía, actualizados por algún índice de precios de su sector.

Alternativa 3. Permitir la aceleración de amortizaciones para bienes de capital, sin cupos. Es cierto que el costo fiscal podría ser superior. Pero no es menos cierto, que se logra el mismo efecto que el inversionista desea (adelantar la fecha de recupero de la inversión) con la diferencia, que todos quienes estén dispuestos a invertir pueden acceder, sin tener que pagar a un funcionario por ese acceso. Que no sólo genera la discrecionalidad por parte de este, sino que es un nuevo mayor costo para el inversor.

Por otro lado, ese mayor costo fiscal debería verse más que compensado, cuando las empresas empiecen a pagar los impuestos a “full price”.


Conclusión

Seguramente hay muchas otras maneras eficientes de fomentar la inversión. Claro que todas ellas dejan fuera la discrecionalidad de la burocracia estatal, privando a sus responsables de recaudar.

Quizás por esto, veamos este proyecto ser convertido en ley. Un proyecto no muy distinto que aquel que el hoy no-opositor Lavagna impulsó cuando era ministro, para la realización del gasoducto, más conocida con la ley Techint.


Buenos Aires, Febrero 18, 2008.-

martes, 5 de febrero de 2008

Políticos (y) cartoneros

Hay sorprendidos. No sorpresas. Esto es lo que pareció decirse en las últimas horas como consecuencia del zarpazo K sobre Lavagna. Y más de tres millones de votantes en las últimas elecciones, parecen confirmarlo.

¿Es acaso esto algo que debemos asumir como normal? ¿Es que acaso por el sólo hecho de poder hacer una larga lista de casos análogos, debemos decir que debe ser aceptado? Me viene a la cabeza el refrán de las moscas.

Hay que reconocer que quizás el único que tenga claro un proyecto político es el ex presidente Kirchner. Es accesorio que ese proyecto sólo incluya a algunos amigos y entenados santacruceños y que para el resto, solo hay circo. Sin pan.

Es irrelevante que la oposición ya no se oponga. Apenas algún dirigente que denuncia cuando eso asegura la tapa de los diarios, pero todos los actos de gobierno, cualquiera sea la provincia y su signo, son concensuados con Puerto Madero.

De ser así, quizás sea más honesto y menos oneroso para todos nosotros, investir a Néstor I y eliminar a quines desde “instituciones republicanas”, esperan ser llamados para encolumnarse detrás del Gran Líder. Nos ahorraríamos muchos millones. Y dejaríamos en claro que el monopolio de la corrupción no admite competencia.


La provincia que no es

La paradoja dice que la vidriera de la política nacional tiene un status menor al de las provincias. Es apenas una Ciudad Autónoma. Y es autónoma de esa ciudad el Transporte, la administración del Puerto, el juego y la seguridad.

Esto para algunos, es un impedimento mayúsculo a la hora de gestionar la Ciudad no tan Autónoma. Pero convengamos que es un dato conocido por todos y lo era antes de las elecciones, por lo tanto no sirve de excusa.

Otros aseguran que esta falta de autonomía solo se puede compensar con cierta connivencia con el dueño del poder nacional (no dije “con el Presidente”).

De esto podemos concluir que si quien se postula y gana la jefatura, está en una posición contraria al poder nacional, sólo puede esperar fracasar o aliarse con aquel.
Entonces mejor, volvamos al status anterior, no perdamos ni tiempo ni plata en elegir Jefes de la ciudad, Legisladores (que sólo se preocupan de definir si el asado o los ravioles son comidas típicas, de los nombres de las calles y de nombrar “ciudadano ilustre” a cuanto ganador de programas de canto esté disponible para retirar la plaqueta), etc. y que los delegados del poder nacional sean designados por este.

Pero si todo esto no fuera cierto, entonces es tiempo que la dirigencia política de la Ciudad, en ejercicio del poder, empiece a mostrar porque se definen en oposición.


De profesión: Cartonero

Realmente dudo que haya al menos uno de los denominados cartoneros, que a la pregunta de que profesión/ actividad le gustaría tener, ratificara la actual.

El más carroñero de los perros prefiere una comida nueva sobre un plato, a los restos de la de otro. ¿Porque pensamos entonces que el ser humano tiene en este caso, una preferencia distinta?

Que el legislador Epszteyn, quien fuera ministro de Ibarra diga: “Los cartoneros van a seguir existiendo, van a seguir viniendo a la ciudad. Si los cartoneros No pueden volverse porque no está el tren blanco, se van a quedar durmiendo en la vereda o en las plazas”, demuestra que ese espacio político considera funcional la pobreza. Funcional para conseguir votos, obviamente.

Pero las excentricidades de este legislador no terminan allí. Continuó diciendo : “Dentro de las tierras del ferrocarril, que están dentro de la ciudad de Buenos Aires y que dependen de un organismo nacional y del concesionario (TBA en este caso), existe la posibilidad de desarrollar obras de infraestructura que no sean molestas para los vecinos de la ciudad y que favorezcan el trabajo de los cartoneros, y los ayude a ordenarlos”.

Este punto dice claramente que a la pobreza no se combate. Se le da algunas facilidades con el dinero de los contribuyentes. Aun el de aquellos que verán como la Ciudad le debería construir un asentamiento a metros de su propia casa y ver así pulverizado el valor de sus propiedades.

Me pregunto: ¿Cuánto de la dieta del legislador va a parar a los cartoneros? Dudo que algo. Seguro que no mucho. Pero su discurso es políticamente correcto.


El otro modelo

Hasta aquí, ni sorpresas ni sorprendidos. Más de lo mismo que sufrimos durante los últimos ocho años. Y por eso, Macri sacó más del sesenta por ciento de los votos. Para terminar con esta estructura de pensamiento. Para cambiar la ciudad.

Pero, ¿Es así? No parece.

La respuesta de su jefe de gabinete, fue: "Hay que buscar una solución de fondo con el tema de los cartoneros, que nosotros creemos pasa por acelerar la creación de los centros verdes, plantas donde se hace el reciclado para separar el cartón, pero no en la calle y en condiciones de salubridad que hoy los cartoneros no tienen".

Entiendo que estas plantas de separación sirvan en la transición, hacia la búsqueda de las soluciones de fondo. Pero decir y pensar que la solución de fondo es institucionalizar el cartonerismo, es demencial

Pensar que puede haber gente que pase el restos de sus días escarbando la basura, aunque sea con guantes y barbijo, es inhumano.

Y en este caso coinciden todos los políticos. Quienes están en el poder con el mandato de cambiar las cosas y aquellos que estuvieron y pretendían dar carnets para legalizar el cartonerismo como actividad. Y quien sabe, quizá se pongan de acuerdo en armar un sindicato con aportes para una obra social propia.


Conclusión

Nada se dijo desde la el gobierno de la Ciudad ante la ampliación, contraria a los intereses porteños, de los contratos de las tragamonedas en el Hipódromo de Palermo. El beneficiario fue un amigo/ testaferro/ socio/ otro del propio Kirchner. Hubo entonces alguna negociación.

A Bonafini le alcanzó con decir (nadie lo ratificó luego) que había improvisado un baño detrás del altar de la Catedral Metropolitana, en medio de una disputa entre el kirchnerismo con el Vaticano por el placet de Iribarne, para que el nuevo “cambio” arrugara de manera casi instantánea. Quienes más tenían que perder en esa discusión era la administración K, sin embargo no se permitió que la prensa internacional llegara a levantar la noticia y se liberaron los fondos. Otro acuerdo.

Ahora resulta que debemos generar plantas de separación de residuos para así categorizar el cartonerismo, cuando a todos los argentinos debería darnos vergüenza que tan solo existiese uno. Aunque revuelva la basura del hotel más caro.

Si estas son las soluciones de fondo, estamos lejos de salir a flote. Estamos muy en el fondo.


Buenos Aires, Febrero 05, 2008.-