miércoles, 17 de febrero de 2010

Algunas ideas para Cris . . . y otros

En términos de segmentación política, parece que sólo hay dos grupos. Quienes están con la política oficialista y quienes apoyan a los políticos de la oposición.

Pero este maniqueísmo solo es válido en la cabeza de los propios políticos. Ya que en medio, estamos los ciudadanos que trabajamos y pagamos impuestos y que vaya casualidad, les pagamos los salarios a todos ellos. En muchos casos, mejores que los nuestros. Toda una paradoja.

No suelo coincidir con los K. De hecho me cuesta encontrar una ocasión en que así haya sido. Hasta hoy. Y la verdad es que a los políticos de la oposición (a los políticos, no a la gente), no se les cae una idea. Al menos, una no original.

Todos los políticos profesionales (oficialistas y no), discuten como gastar. No cuanto gastar. Discuten sobre como coparticipar los impuestos vigentes. No como bajarlos. Discuten como entregar subsidios a los desempleados, de forma de mantener la masa clientelar, que es en el fondo lo que se disputan. No discuten como generar empleo. Empleo digno y no cartoneros con carnet.

Discuten como usar las reservas. Si arman un Fondo del Bicentenario (oficialistas), si la distribuyen entre las provincias que apoyen (gobernadores), si arman un Fondo Nacional para Desarrollo (CTA), etc. Pero lo importante es usarlas, porque sino las usa otro.

El tema es que las reservas, no son ahorro. Son en gran parte la contrapartida del pasivo denominado técnicamente M2, que no es otra cosa que el circulante mas aquel dinero que por su liquidez se lo considera casi de igual manera, por lo que su encaje es del 100% (Cuentas a la vista que son las Cuentas Corrientes y Cajas de Ahorro).

El resto, al que se lo denomina como Reservas de Libre Disponibilidad, en realidad está garantizando otras formas de pasivos (Letras y Notas del BCRA, préstamos con el BIS o pases en el sistema bancario). Estos pasivos son consecuencia de esterilizar emisión monetaria, una de las formas más eficaces de generar inflación, cuando no representa un similar aumento del PBI.

Hacer las cuentas de manera sobre las Reservas exacta es aventurado, ya que el BCRA ha hecho de este detalle un secreto inescrutable. Y mientras así siga, se debe presumir que es porque las cosas están peor de lo que se espera. Si no, nos las enrostrarían de manera diaria. Por lo que es fácil presumir que no existen Reservas de Libre Disponibilidad. O son exiguas.


Recapitulemos

Desde la salida de la crisis de 2001, se incentivó el consumo de corto plazo de forma de dar movimiento a una economía que tenía una Output Gap considerable (diferencia entre el PBI Potencial y el Real). Esto permitió un aumento de la oferta con muy baja inversión (ya había sido efectuada en los 90`s) y por ende la demanda no empujó de manera significativa al alza a los precios y la inflación fue baja. Este proceso terminó en el 2005.

Durante ese periodo, los únicos precios que se pudieron haber escapado, fueron los commodities (bienes transables, que tienen precios internacionales de referencia). Granos, petróleo y gas y otros insumos y bienes que podían ser vendidos en el extranjero o que se importaban.

Para estos, se armó una parafernalia de subsidios, retenciones, cupos y otras herramientas de intervención directa e indirecta, que lo único que lograron fue una distorsión del mercado. Lo que se evitó es lo que se denomina el pass-through, o sea, la readecuación de los precios locales a valores internacionales, según el tipo de cambio.

Pero aquí se daba la primera paradoja. Al hacer caso del pedido de los industriales locales (que no son competitivos) de mantener un tipo de cambio alto (en lugar de pedir una baja de impuestos), el costo de esta distorsión era cada vez mayor, por lo que el nivel de gasto público se fue incrementando a medida que el tipo de cambio subía y la distorsión aumentaba.

Los argentinos se encontraron con salarios devaluados en dólares y tarifas igualmente devaluadas pero con la sensación que habíamos salido de la crisis (Lavagna así lo afirmaba). Y el contexto internacional ayudó con la suba en dólares de estos commodities. Pero como en todos estos, la Argentina exportaba estos bienes, se aplicaron las retenciones que parecía la solución al problema del financiamiento.

Se cerró o se limitó de manera muy fuerte la exportación y la primera consecuencia fue el desincentivo a la producción. La segunda, fue la sensación que todo podría seguir así para siempre.

Así, cuando la realidad nos golpeó en la cara por la baja en la producción y explotación local de hidrocarburos y un achicamiento del área sembrada haciendo obviamente que las retenciones perdieran su posibilidad de financiar la fiesta, todos empezaron a tomar conciencia que la crisis no se había ido. Los más optimistas, empezaron a hablar de una nueva crisis. Pero en definitiva, hay crisis nuevamente.

A partir del 2006, la presión sobre la oferta por una demanda sobrecalentada hizo que los precios empezaran a trotar y la solución fue la intervención del Indec. Matamos al mensajero y dimos por solucionado el problema. Pero este, como un cáncer, siguió su camino destructor.

La alternativa fue la colocación de deuda con Chávez al 14%, la misma que hoy está vendiendo en el mercado secundario con una ganancia del 100% y que nos cierra aun más el mercado de deuda internacional (si es que quedaba alguien dispuesto a comprar deuda nuestra). El trote se hizo entonces, mas veloz.

Pero las arcas caribeñas colapsaron por sus propios errores y los ajenos y las alternativas fueron los fondos de las AFJP en 2009. En 2010, serán las Reservas. O la emisión con el consiguiente déficit cuasi fiscal. O ambas. Entonces, el trote ya será carrera.


Dejar funcionar al Mercado

La primera idea es, dejar que funcione el Mercado. Si esto ocurriera, cosa que a pesar de lo que muchos políticos dicen, no ocurre, las cosas serian distintas. Veamos algunas.

1) El tipo de cambio, que no es otra cosa que un precio, estaría reflejando la verdadera relación entre Reservas, M2 y expectativas.
2) El sinceramiento de tarifas que tarde o temprano habrá que hacer y seguramente será en el peor momento, hubiese sido un proceso gradual.
3) El efecto sobre los precios que tendrá este sinceramiento será aún mayor que la inflación anterior. Esto es así por dos motivos. El ajuste inicial será básicamente sobre insumos primarios los que tienen un efecto cascada muy relevante generando así una expectativa sostenida en el tiempo de un alza inflacionaria. Por otro, para poder lograr un nuevo desarrollo en la producción de dichos insumos (Carne, Gas, Petróleo, granos, etc.), requerirá inversión y tiempo, los que se retroalimentarán de manera negativa con las expectativas inflacionarias.


Responsabilidad Fiscal

Tanto a nivel nacional como a nivel subnacional (provincias y municipios) este es un principio desconocido. El nivel de gasto nunca puede ser mayor que el del ingreso total. Por ingreso no quiere decir solo recaudación. El financiamiento de terceros (préstamos) es posible siempre que lo sea en condiciones razonables y que su stock acumulado sea una proporción tal del Activo (PBI) que no de temor de default futuro a los acreedores, ya que este se refleja luego en la tasa. Dicho de otra forma, el costo del financiamiento, debe ser menor que el beneficio que este produce.

De manera análoga, hay que entender que la emisión monetaria tampoco es una fuente de financiamiento seria, ya que aumenta el financiamiento propio (Patrimonio Neto) sin ver la contrapartida en el Activo (PBI), por lo que lo único que hace es empeorar los índices. Este índice es la inflación. Es el índice por el que hay que ajustar el PBI (medido en precios) para igualar la ecuación.

Por ende, la segunda idea, es: El Gasto Público (GP) no podrá aumentar más allá de lo que lo hacen los ingresos, entendiendo que todo acreedor esperará que parte del aumento del PBI sea financiado con fondos propios reales (no emisión) y sólo una fracción del nuevo incremento se lo financie con terceros. Para esto, deberíamos empezar a dejar de pensar que toda erogación del Estago se debe englobar en Gasto Público y empezar a desdoblar este de la Inversión Pública. El primero es aquel necesario para asegurar el funcionamiento del Estado (Salud, Educación, Seguridad/ Defensa y la burocracia).

La Inversión Pública solo tiene sentido si no hay privado que esté dispuesto a asumir su riesgo, no ya por ser un proyecto inviable, sino porque incluya una componente no monetaria directa en su repago (bajar índices de pobreza, analfabetismo y/o mejora en la salud, de manera estructural) y requiera de presencia pública. No porque las variables macroeconómicas no permiten proyectar e invertir a largo plazo.

De esta forma, se logrará financiamiento razonable para acompañar y potenciar el crecimiento de manera sustentable en el tiempo.

Reforma Fiscal

La presión impositiva actual en valores reales (no la nominal que considera que todos pagan todos sus impuestos) está en niveles record e insostenibles. Esto genera obviamente, que muchos vayan dejando de pagar, dado que el hacerlo les crea la certeza de un quebranto y su elusión o evasión, les permite comer un mes más. Seamos sinceros, a menor tamaño, mayor facilidad para evitar pagar, por lo que estamos hablando miles de pequeños y medianos contribuyentes que se encuentran en la disyuntiva de pagar impuestos y quebrar o seguir viviendo en un contexto totalmente informal.

Pero más sorprendente aún, es que la parte más compleja desde el punto de vista impositivo para estas industrias que son generalmente mano de obra intensiva, está en el peso que tienen los impuestos al trabajo.

Como consecuencia inmediata, podemos verificar el más del 40% de la mano de obra en actividad, lo hace “en negro”. Y el mayor impedimento para generar trabajo son los contingentes que genera un fuero laboral totalmente sindicalizado y un gobierno dependiente de los sindicatos.

Entonces la tercera idea, es bajar los impuestos al trabajo tanto a cargo del empleado como del empleador a la mitad y que los primeros seis meses de incorporado un empleado (sin importar si es una mera regularización o una incorporación real) no haya impuestos para ninguna de las partes.

Si consideramos que hoy no hay casi incorporaciones en blanco y que quienes están en negro seguirán así, no se está resignando nada. Pero si se logra que una importante parte de los empleados informales y los desempleados, tengan una oportunidad de trabajar, tengan un sistema médico donde atenderse y comiencen a aportar al sistema previsional.

Sé que a los sindicalistas esto no les gusta porque eso baja sus ingresos por aportes menores. Pero han pedido ideas para mejorar la situación de los argentinos y no de los caciques sindicales.


Capacitarse


La cuarta idea que se me ocurre es que los funcionarios deberían hacer una pasantía en algún país serio, tanto en temas institucionales como en teoría económica. Ver y escuchar lo que hacen y dicen nuestros políticos, da vergüenza.

Hablan de progresismo, pero los únicos que progresan son ellos. El resto de los argentinos somos espectadores. De seguir así, en el futuro deberemos agregar un nuevo segmento socioeconómico en el vértice de la pirámide: los políticos.

Ideas para mejorar el país, hay. Pero no en los políticos. Ni oficialistas ni de la oposición.


Buenos Aires, Febrero 16, 2010.-