martes, 3 de julio de 2007

Insaciables o delincuentes?

En estos últimos días, estamos viendo como avanza el fisco sobre los particulares, pero sin cambiar de deporte: Cazando en el zoológico.

En la provincia de Buenos Aires, el subsecretario de Ingresos Públicos, Santiago Montoya salió a decir a principios de semana, que se realizará un revalúo de las propiedades en la provincia. Tras cartón, el Ministro de Economía provincial, Gerardo Otero, envió una “invitación” a los 134 intendentes del distrito, a que participen de este proceso con el objeto de terminarlo antes de fin del 2005. Indudablemente, quieren utilizar el nuevo valor para calcular los impuestos del 2006.

Hasta aquí, suena no sólo lógico sino necesario. Pero en nuestro querido país, nada es blanco o negro. Pero veamos que más está detrás de esta aparentemente encomiable tarea.

Hasta que se produjo la devaluación del 2002 (en palabras del ex presidente Duhalde, ya que él accidentalmente estaba por la Rosada), los valores de las propiedades estaban valuados en pesos 1 a 1. Había una diferencia entre la valuación fiscal y la de mercado, que es razonable, ya que aquella no puede ser modificada constantemente, según como el mercado inmobiliario fluctúe. Mas aún, de hacerlo, deberían reflejarse las bajas en los valores de las propiedades, con la consiguiente baja de recaudación, algo que por estas latitudes nadie considera (el ejemplo mas claro es Ibarra en la Ciudad de Buenos Aires). Pero esa diferencia era estadística. Ahora bien, luego de la devaluación, las propiedades subieron un poco en pesos y en plena crisis, nadie en su sano juicio podía considerar modificar la base imponible, ya que eso solo hubiera aumentado la evasión.

A caballo de la reactivación por rebote, las propiedades han vuelto a su valor original en dólares lo que significa que han triplicado y en algunos casos mas, su valor en pesos. Pero como contrapartida, el nivel salarial de la gente se ha visto podado respecto de la capacidad de compra y pago que se tenía en el mismo año. Muchos de los propietarios, se encuentran hoy desempleados, subempleados o en el mejor de los casos, con el mismo sueldo nominal previo a la devaluación, pero con un salario real muy inferior. Casi podríamos asegurar, que gran parte de los propietarios de la provincia (y de la Nación), hoy no podrían adquirir los bienes que poseen a los precios actuales.

De manera adicional, el impuesto a los Bienes Personales (que se deberá empezar a pagar en las próximas semanas), sigue considerando el umbral de los $102.300, para calificar a una persona de rica (no se actualizó). Si tal como se puede leer en los diarios, un departamento de tres ambientes esta por encima de esa cifra (USD 35.000 aproximadamente), nos encontramos que además de los aumentos que por impuesto inmobiliario vengan en el 2006, muchos deberán comenzar a pagar este impuesto a la riqueza, aún cuando no tengan trabajo, por el riesgo que el Sr. K vuelva a ejercer su vieja profesión: la de ejecutar inmuebles por deudas impagas.

Estos gobiernos – tanto el nacional como el provincial – son hijos del golpista de Duahlde y Rodríguez Saa, y por lo tanto son solidarios en las responsabilidades que les caben por la salida desordenada que se hizo de la convertibilidad. No pueden ahora ahogar a la gente con impuestos cada vez mayores, mientras realizan fortísimos incrementos del gasto público, escondiéndose detrás de un superávit que solo existe porque no se ha pagado un centavo de intereses por la Deuda Pública gracias al default.

La evasión es alta, pero se debe ir a cobrar a quienes evaden. Cazar en el zoológico es fácil, pero no soluciona el problema. El gasto es alto. Aumentar la recaudación para financiar un gasto alto es robarle a la gente. Deben bajar los gastos. Menor gasto y mejor recaudación, significa menores impuestos y por ende menos evasión.


Abril de 2005.-

Publicado en Fundación ATLAS 1853 (www.atlas.org.ar)

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