El pasado domingo hubo elecciones en Venezuela a los efectos de plebiscitar la reforma constitucional propuesta por el chavismo. Tal como informaron los medios, ganó el NO.
Para reconocer su derrota, Chávez dijo “Que haya votado 49% por el socialismo es un gran salto político.” Esto es como decir que el 49% de los venezolanos son socialistas. ¿Es esto verdad? Veamos.
Cuando se pretende cambiar algo tan trascendente como lo es una constitución, es esperable que todos aquellos que buscan y/o impulsan ese cambio, salgan a apoyarlo. No sólo en las calles sino (especialmente) en las urnas. Más aún, si quien lo impulsa es el propio oficialismo y cualquier gesto ampuloso y exagerado a favor de propuesta no sólo no será mal visto, sino que hasta puede convertirse en algún favor futuro.
Pues la primera sorpresa es que el 44% de los venezolanos habilitados para votar, decidieron no hacerlo. Las causas pueden ser variadas. Pero ciertamente será mayoritaria aquella que sugiere que dadas las pocas posibilidades de evitar un desenlace previsto, el hecho de ir a votar se convirtió en secundario. Algo similar a lo que pasó el 28 de octubre, en la Argentina.
Ahora, ese desenlace puede ser en ambos sentidos. Pero como ya dijimos, quienes apoyaban el SI, no sólo querían ganar, sino de ser posible aplastar a quienes se les oponían, de forma de poder decir que el SI representaba de manera cabal la idea respecto de la constitución, que tenían los venezolanos. La voluntad popular (?)
Por ende, quienes no votaron fueron en su gran mayoría quienes apoyaban el NO. Es entonces aun más entendible su ausencia, si agregamos a su falta de motivación para cambiar lo que parecía un hecho consumado, con el de una probable represalia contra quienes no se alineen con el oficialismo (ya ocurrió cuando se juntaron las firmas para la revocatoria de Chávez).
Es así que, para no ser categóricos, podríamos decir que el 40% de los que no votaron (90%), eran contrarios al deseo oficialista y tan sólo un 4%, hubiera apoyado.
Hasta aquí, tenemos que aproximadamente un 70% (40% más el 50% del otro 56%) que no apoya el cambio constitucional.
Pero aun queda más. Asumamos que dos tercios de ese 30% oficialista, es el núcleo duro e ideologizado del chavismo. Esto es un 20% del total. El otro tercio (10%), es una población prebendaria, que apoya a cambio de planes de ayuda, trabajo estatal, negocios con el estabishment, etc.
De esta forma, aunque el mismo Chávez piense que los que se abstuvieron comulgan con sus ideas, cerca del 80% de la población venezolana es contraria el proyecto socialista del siglo XXI, aunque la falta de una oposición, las actitudes infantiles de no presentarse a elecciones y los protagonismos personales, le permiten a Chávez seguir ganando elecciones.
Hoy el dictador se ha quedado sin la posibilidad de usar la democracia al estilo cubano. Esto es, perpetuarse en el poder, simulando elecciones. Pero de ninguna manera debemos pensar que Chávez va a dejar el poder en el final de su mandato, si no ve una oposición que lo obligue a ello. Incluso podría generar alguna situación que “amenace la seguridad interior” de Venezuela para de esa manera, buscar tomar por la fuerza lo que los venezolanos no le han negado el pasado domingo.
Buenos Aires, Diciembre 03 2007.-
Publicado en Fundación ATLAS 1853 (www.atlas.org.ar) y DIARIO DE AMERICA (http://www.diariodeamerica.com/)
Para reconocer su derrota, Chávez dijo “Que haya votado 49% por el socialismo es un gran salto político.” Esto es como decir que el 49% de los venezolanos son socialistas. ¿Es esto verdad? Veamos.
Cuando se pretende cambiar algo tan trascendente como lo es una constitución, es esperable que todos aquellos que buscan y/o impulsan ese cambio, salgan a apoyarlo. No sólo en las calles sino (especialmente) en las urnas. Más aún, si quien lo impulsa es el propio oficialismo y cualquier gesto ampuloso y exagerado a favor de propuesta no sólo no será mal visto, sino que hasta puede convertirse en algún favor futuro.
Pues la primera sorpresa es que el 44% de los venezolanos habilitados para votar, decidieron no hacerlo. Las causas pueden ser variadas. Pero ciertamente será mayoritaria aquella que sugiere que dadas las pocas posibilidades de evitar un desenlace previsto, el hecho de ir a votar se convirtió en secundario. Algo similar a lo que pasó el 28 de octubre, en la Argentina.
Ahora, ese desenlace puede ser en ambos sentidos. Pero como ya dijimos, quienes apoyaban el SI, no sólo querían ganar, sino de ser posible aplastar a quienes se les oponían, de forma de poder decir que el SI representaba de manera cabal la idea respecto de la constitución, que tenían los venezolanos. La voluntad popular (?)
Por ende, quienes no votaron fueron en su gran mayoría quienes apoyaban el NO. Es entonces aun más entendible su ausencia, si agregamos a su falta de motivación para cambiar lo que parecía un hecho consumado, con el de una probable represalia contra quienes no se alineen con el oficialismo (ya ocurrió cuando se juntaron las firmas para la revocatoria de Chávez).
Es así que, para no ser categóricos, podríamos decir que el 40% de los que no votaron (90%), eran contrarios al deseo oficialista y tan sólo un 4%, hubiera apoyado.
Hasta aquí, tenemos que aproximadamente un 70% (40% más el 50% del otro 56%) que no apoya el cambio constitucional.
Pero aun queda más. Asumamos que dos tercios de ese 30% oficialista, es el núcleo duro e ideologizado del chavismo. Esto es un 20% del total. El otro tercio (10%), es una población prebendaria, que apoya a cambio de planes de ayuda, trabajo estatal, negocios con el estabishment, etc.
De esta forma, aunque el mismo Chávez piense que los que se abstuvieron comulgan con sus ideas, cerca del 80% de la población venezolana es contraria el proyecto socialista del siglo XXI, aunque la falta de una oposición, las actitudes infantiles de no presentarse a elecciones y los protagonismos personales, le permiten a Chávez seguir ganando elecciones.
Hoy el dictador se ha quedado sin la posibilidad de usar la democracia al estilo cubano. Esto es, perpetuarse en el poder, simulando elecciones. Pero de ninguna manera debemos pensar que Chávez va a dejar el poder en el final de su mandato, si no ve una oposición que lo obligue a ello. Incluso podría generar alguna situación que “amenace la seguridad interior” de Venezuela para de esa manera, buscar tomar por la fuerza lo que los venezolanos no le han negado el pasado domingo.
Buenos Aires, Diciembre 03 2007.-
Publicado en Fundación ATLAS 1853 (www.atlas.org.ar) y DIARIO DE AMERICA (http://www.diariodeamerica.com/)
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